16 feb 2011

Martes, 28 de diciembre de 2010

A primera hora nos recogen Celso y Cris, y nos vamos a una cacharrería del Cusco a recoger y abonar los juguetes que repartiremos por las comunidades.

Una vez cargado el vehículo, tarea nada fácil, partimos, con parte del material comprado, el resto lo recogeremos mañana, hacia Huaro a la oficina de la Asociación, donde descargamos el material a repartir en los próximos días y tomamos rumbo a la comunidad de Pallpacaya, comunidad situada en las montañas por encima de Huaro, habitada por un total de 35 familias, de las cuales 14 son beneficiarias del programa de ayuda de capacitación que desarrolla nuestra asociación.

Arribamos a la Comunidad por una pista de tierra que parte de Huaro y que no accede hasta la propia Comunidad, si no que desde a donde llega el vehículo, hasta donde residen los comuneros, tienes una agradable cuestecita que te corta la respiración. No olvidar que esta comunidad se encuentra a una altitud de 3.895 metros sobre el nivel del mar.



Ya en la Comunidad, y recuperada la respiración, se inicia la preparación de la chocolatada, para lo cual las cocineras del lugar, con la inestimable colaboración de Milusca, ponen a hervir dos grandes perolas en las que se cocinará el chocolate.



Mientras se cuece el chocolate, Cris organiza juegos con los niños en los que a tandas de cinco pone a correr hasta una piedra y regreso, obteniendo un grupo de ganadores, claro que algún pequeñín no le gusta esto de perder y arranca a llorar. Con el ejercicio se abre el apetito, si es que antes no lo estaba, de manera que llega la hora de repartir el chocolate y unos bollos que hemos subido desde Huaro.



Antes de finalizar la chocolatada se nos obsequia con una comida a base de espaguetis, aderezados con salsa de tomate y cebolla, y unas patatas heladas de guarnición.

Repartimos nuestra comida con los niños e iniciamos la entrega de juguetes. Disponemos de juegos de cocina y muñecas para las niñas, camión volquete para los más pequeños y jeep descapotable para el resto de los niños varones. Tienen más aceptación los juegos de cocina que las muñecas.

Finalizado el reparto de juguetes a los 65 niños presentes, y tras las fotografías de grupo de rigor, visitamos dos de los galpones de miembros beneficiarios. Observamos el cuidado con el que desarrollan la crianza y los excelentes resultados obtenidos hasta la fecha, ya que están vendiendo crías y han conseguido numerosos premios de calidad en los concursos a los que se han presentado, como lo demuestran las escarapelas que lucen en las paredes de sus cuyeros.



Finalizada la visita regresamos a Huaro justo cuando empieza a llover. Ha sido una gran suerte poder realizar los actos sin la presencia de la lluvia.

Una vez en Huaro y tras tomar una deliciosa sopa andina que nos ha preparado Milusca, procedemos a realizar la programación de los próximos días.

Regresamos al Cusco a tiempo de acudir a la cita con la doctora que tiene Jheylin, de donde partimos hacie el hotel con morros de palmo por la negativa de la niña a ser tratada.

Cenamos y a dormir.

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