27 mar 2012

DIARIO DE UN VIAJE HUMANITARIO AL VALLE SAGRADO DE LOS INKAS #3

Día 03.01.2012

Desayuno liviano; pa
rece que estamos mejor. Hoy vamos a subir a la primera comunidad que se llama Pallpacalla, a más de 3.500 m.s.n.m.

Celso ha venido a buscarnos al hotel con Ángel, el chofer del todoterreno Toyota Hilux 4x4 nuevo… (podréis entender después, por qué especifico cada día si el coche es nuevo).


Vamos a recoger y pagar los juguetes, cepillos de dientes, bolsa de alimento de reparto e ingredientes para la chocolatada. Compramos también unas pastillas de jabón que huelen super bien y nos dirigimos a Huaro donde está la sede de “Amics” par
a descargar el material.

Después de organizar la carga del día y de de tomar una infusión de mate de coca que nos tenía preparado Milusca, cargamos la Furgoneta.

Emprendemos ruta y, ¡oh! Primer contratiempo; carretera cortada por obras con una zanja abierta de extremo a extremo. Tardamos media hora en localizar una viga de madera que trajo Celso de un vecino para que pudiera pasar el coche.

Parte de los niños de la comunidad que íbamos a visitar estaban ese día recogiendo las notas en la escuela pero fueron viniendo poco a poco al pueblo. Tienen una hora de camino a pie (ida y vuelta) para ir al colegio.

En Pallpacalla ya nos esperan niños y hombres para descargar el coche y llevarlo todo andando hasta arriba donde está el pueblo. Les seguimo
s un rato detrás de ellos y la verdad es que me faltaba un poco el aire pero sin importancia. El paisaje es precioso y lo reconozco por las fotos que Xesca y Toni habían compartido con nosotros, y que casi fue ese el motivo de nuestra implicación, así como las caritas de los niños marcadas por el frío.

Milusca y Alicia se pusieron manos a la obra para preparar la chocolatada en tres perolas grandes mientras José intentaba jugar al fútbol con los niños repartiendo pelotas que habíamos traído pero se cansaba enseguida y cogía el relevo Celso con carreras de niños y un juego del ratón en un círculo que al verlo me intrigó decidiendo después pa
rticipar. Es una pena no poder comunicar con las mujeres y los niños. Solo hablan “Quechua”, salvo unos pocos adolescentes que van al colegio donde también aprenden a hablar el idioma español.

Se puso a llover y tuvimos que entrar al salón y distribuir allí la chocolatada y los bollos a niños, madres y los pocos hombres que allí había. Milusca hizo la presentación en “Quechua”, y es mi turno de hablar en Castellano, por supuesto. Milusca traduce. Digo que estoy muy feliz por estar junto a ellos ese día y ayudar en lo que se pueda. Están muy atentos. Me gustan sus caritas.


Al terminar la chocolatada se entregaron cincuenta juguetes. Tuvieron mucho éxito los balones y mucho menos las muñecas que sobraron del año pasado.

Nos ofrecieron un plato de pasta con patata y huevo que repartimos entre los niños, ya que todavía nuestro estómago estaba débil. Era mejor no comer por hoy. Tampoco nos habíamos traído fruta.
Milusca mandó a los niños a jugar afuera ya que había parado de llover y empezamos la reunión de mujeres. Algunos hombres se querían quedar. Entre Milusca hablando en Quechua y yo en Castellano conseguimos explicar, entre otras cosas, la importancia de la higiene personal y distribuimos a cada una un cepillo y tubo de pasta de dientes, una pastilla de jabón y cremita para la cara de los niños después de hacer una demostración con un niñito que estaba allí y se prestó muy contento. Su piel estaba muy roja, seca y quemada. Prometieron hacer uso de todo ello. Para terminar preguntamos quién de las mayores tenían dificultades con su vista para ver de cerca.

Procedemos a medir su agudeza visual o de lect
ura y entregamos diez gafas de mujer y dos de hombre. Parece que el tema gafas ha tenido aceptación y había que ver la alegría de sus caritas cuando veían más claro.
Ahora le toca a Celso hacer una charla, también en Quechua por supuesto, referente a nuevos cursos de capacitación que la Asociación desde España y oyendo sus necesidades cree que quizás podríamos poner en marcha, ya que en estos momentos tenemos pocos recursos y esta seria una manera de implicar a las mujeres en proyectos de gastronomía y costura que parece que les hace ilusión. Se habla también del tema costura pero que representa una inversión de máquinas de coser, o sea, que lo del curso de cocina podría ser más rápido. Se ve la gente muy receptiva y con ganas de aprender. Quieren hacer bizcochos para vender en el mercado y aprender a cocinar los cuyes de otras maneras. Alicia, la presidenta, nos explica sus inquietudes.

Finalizamos con despedida cogiéndonos las dos manos. Al volver hacia el coche pasamos por los galpones de los cuyes que Julio y Alicia nos enseñaron muy orgullosos. Lo tienen muy bien y muy limpio. El nuevo galpón está estupendo lleno de animalitos y hasta tienen música para que no estén estresados. La pena es que no hemos podido hacer fotos. Se nos acabó la batería.

Los de la comunidad de cuyes están muy satisfechos.

Volvimos hacia el coche un tramo a pie y allí aun le pusimos a Julio unas gafitas de lectura para leer la Biblia, nos dice.

A las 17:30 estamos de vuelta. Dejamos en Huaro lo que nos quedó del cargamento del día. Milusca y Celso se quedan allí y a nosotros nos lleva Ángel de vuelta a Cusco…

Cena: una sopa y a descansar.

Reflexión del día: estamos muy felices…

Me ha llamado la atención el estado de dejadez en el tema de la higiene de los niños y los mayores y su modo de vida totalmente primitivo pero, como le decía a Celso, no estamos aquí para cambiar su modo de vida, sino para darles información, traerles una ayudita y activar los proyectos para que se valgan por sí mismos.

No hay comentarios: